Nuestro nuevo compañero, Génesis Lazo, asistió a la ceremonia de entrega de la ciudadanía de Anna (véase el artículo anterior). Aquí es lo que tenía que decir:
Asistir a una ceremonia de naturalización es un privilegio, un salto de alegría y un suspiro de alivio a la misma vez. Me acuerdo de cuando estudiaba con mi padre por su examen de ciudadanía y la alegría que trajo a mi familia cuando el proceso había terminado, significando que él finalmente podía convertirse en un ciudadano estadounidense.
Debido a mi relación personal con el proceso de ciudadanía, me sentí muy feliz de ser capaz de asistir a la ceremonia de Anna y apoyarla en nombre de Just Neighbors. Hubo unos momentos que pienso hayan sido especialmente memorables en esta ceremonia. Por un lado, era impresionante ver la llamada de los países desde los cuales los nuevos ciudadanos provenían, porque las 101 personas que iban a ser naturalizadas provenían de muchos países, como Corea del Sur, Egipto, Alemania, y Sierra Leona, para nombrar algunos. La llamada de los países parecía simbólica, señalando cómo el orgullo en el propio país de nacimiento no se pierda con el convertirse en un americano. También disfruté a fondo el discurso pronunciado por el Honorable Juez T. S. Ellis III, que se centró en todo el bien con que los ciudadanos nacidos fuera de los EE.UU. contribuyen a este país, mencionando ejemplos de tales ciudadanos como Carnegie y Einstein. Pero lo que me pareció aún mejor fue cuando el juez dijo que habría felicitado a todos los presentes en su idioma nativo y comenzó diciendo “¡Felicidades!”. Todo el mundo soltó una risita, porque en base a su apellido y el aspecto nadie habría imaginado jamás que el juez Ellis había nacido en Colombia. ¡En general, fue una experiencia maravillosa y estoy muy feliz por Anna y su familia!